sábado, 1 de octubre de 2011

Cataratas Del Iguazu Lado Argentino

Cuando en 1902 el prestigioso arquitecto y paisajista francés Carlos Thays recorría y trazaba los planos para acceder a los saltos de las Cataratas del Río Iguazú, sabía que este magnífico entorno natural debía ser preservado. Tal era su convicción que realizó el primer proyecto de creación y ordenamiento de un Parque Nacional en el país. En Iguazú se vio concretado en 1934, cuando el gobierno nacional adjuntó a las 55.000 has destinadas a la reserva, 20.000 has pertenecientes desde 1928 al ejército. En este sentido, el Parque Nacional Iguazú fue planificado con anterioridad a su creación definitiva y estuvo íntimamente ligado al nacimiento del sistema actual de áreas protegidas argentinas, ya que fue el primero de la zona norte y el segundo en el país.





El escenario selvático define una variedad de estratos de vegetación, que cubre prácticamente el espacio entre el suelo y la copa de los árboles mayores y que se tornan indistinguibles por la maraña de enredaderas, lianas y epífitas (plantas no parasitarias que crecen usando otras como apoyo).
Entre las majestuosas especies arbóreas que se pueden apreciar, encontramos el guatambú blanco, el laurel negro y la cancharana, cuyos troncos aparecen tapizados por cascadas de epífitas y trepadoras. Entre ellos, crece una grácil palmera, de porte más pequeño, el pindó, con un esbelto tronco que puede alcanzar unos 20 m de alto, coronado por un penacho de largas hojas pinnadas (en forma de pluma). A ellos se les suma el aguay, el laurel amarillo y, en menor cantidad, el petiribí codiciado por su madera de alto valor. Más allá de las copas de estos árboles, suelen emerger verdaderos gigantes de más de 30 m de altura, como el incienso, el ybirá pitá, el ambay, el rabo molle y el espectacular timbó o pacará, imponente por su altura y el grosor de su tronco. 



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